Colectivo, una palabra que carecía de sentido hace un par de años, que sin embargo hoy se ha convertido en la principal forma de organización política que conozco.
Es en esta instancia política es en la cual me he ido construyendo como sujeta política, es el espacio donde convergen la gran parte de las discusiones políticas que marcan mi actuar, es el espacio en que comprendí que significaba el compromiso, el compañerismo, la disciplina, el respeto,…el militar. Si bien, se que a muchos el “militar” les suena chocante y clásico, para mi es una palabra que reúne los valores colectivos que me definen políticamente, el compromiso que se tiene es mayor a lo individual, pues significa sacrificar en parte lo individual y aceptar un actuar colectivo, no necesariamente uniforme, pero si con fines que trascienden lo propio, y pasan a constituir una forma de construcción y discusión política, demuestran la confianza en tus compañerxs, la confianza en lo que se piensa, dice y hace en un espacio político de construcción continua.
Tres años llevo ya dentro de este espacio, que bien pueden ser tres espacios, ya que cada año, cada compañerx, cada situación hacían de este uno distinto, con sus características propias que a su vez se definían por quien y como lo constituía, es donde te das cuenta de que los espacios políticos son dinámicos y dependen necesariamente del compromiso de quienes lo componemos, de las ideas que ahí convergen y de la proyección y objetivos que se tenga. Sin embargo, con los aciertos y errores que se ha tenido también se avanza, conoces cuáles son tus debilidades, cuales tus fortalezas y que es lo que no quieres, base de aquello que quieres ser. Las diversas fases que ha tenido el colectivo (buenas, malas, ausentes) me ha enseñado el camino que quiero seguir, me ha esclarecido que moral quiero tener, que tipo de compañera quiero ser, que tipo de organización quiero, y que debo construir.
La construcción es fundamental dentro de la forma de vida que elegí llevar, la construcción entendida como el pensar y hacer constante con un fin que aún no lo tengo totalmente claro, pero que no es lo que existe, esta palabrita que repito constantemente (que por alguna razón también fue el nombre elegido para la organización que militaba), representa formas e ideas que se concretan, es por ello que el espacio que constituimos es un espacio de construcción, en donde se quiere plasmar lo colectivo, y romper desde aquí lo imperante, esa pasividad e indiferencia que muchas veces, la mayoría, es más inquietante que una oposición. Lo constante de dicha construcción es lo que nos hará ver cambios, nos hará transformar, trasformar nuestros espacios cotidianos, transformarnos nosotrxs mismxs, es un proceso que no tiene fecha de caducación que se cree saber cuándo se inicia pero que nunca sabrás en donde se detiene, y lo ideal es que no detenga, pues debe ser permanente.
Con lo anterior, que no es propiamente la Movilización 2011, representa en parte algunas de las bases de mí pensar sobre lo colectivo, y que es en lo que se basa esta movilización.
Fueron muchas semanas, siete meses, pero que traían una historia anterior, iniciada por algunxs el 2006, probada el 2008-9, cimentada por luces de organización constantes dentro del estudiantado, que poco o nada tienen que ver con lo espontaneo, sino con una organización constante, con trabajo sociopolítico previo, unido a las condiciones propicias que desembocan en masividad que fueron la base de este germen de movimiento estudiantil.
Ya el 2009 se hablaba de una explosión social, que fue aplacada en la UdeC, por el terremoto 27/F, como fue bautizado, en donde los ánimos de la Universidad estuvieron enfocados en prestar atención a lxs damnificadxs, a la reconstrucción, a lo “solidario” o “comunitario” dependiendo la visión, que dentro de la política estudiantil tuvo más eco.
Sin embargo, ya en marzo de 2011 esto se había superado, en la “política Udec”, enrarecida por un Congreso FEC (instauración de Estatutos FEC) que termino con pugnas con el PC, y que hizo que las elecciones 2011 se dieran con la participación mechona, que distendió y cubrió de este conversar la Universidad, las elecciones se dieron por primera vez en años con cuatro listas y cerrada (no cuoteo político), lo que genero la polarización para una segunda vuelta donde se contendió una lista de Derecha dura, con una de Izquierda, generando alta votación y alta discusión de pasillo sobre el tema. El clima era distinto.
El Colectivo no existía, se había suicidado, quienes lo constituimos el 2010 dimos una lectura que ameritaba su desconstitución, por la falta de accionar, falta de compromiso, de visión, etc. Este 2011 sólo se contaba con la Coordinadora, la cual nunca funciono, por problemas tanto externos como internos, que a su vez sacaron a la luz los quiebre propios de Sociología, pugnas sin resolver, que en medio de la movilización sacaron lo peor de ellas.
Se inicia una movilización en la UdeC, donde tuvimos un alto protagonismo en un comienzo, primero y circunstancialmente por ser la “1era Toma”, la llamada “Toma por la Paz mundial”, que evidencio las diferentes lecturas que tenía el estudiantado, seguido por la fuerte represión, que desemboca en el caso de la Pauli, compañera que es herida por una lacrimógena, en donde por primera y última vez, como Sociología supimos unirnos y luchar en conjunto. Sin embargo, Sociales reaparece tibiamente, nuestras lecturas apuntaban a las demandas externas, las estructurales, por lo que, la organización se baso en expandirlo, marchas lluviosas donde sólo salimos como facultad, que luego en base a la coordinación logramos levantar “Movilizadxs” espacio de discusión y acción política que reunía a lxs movilizadxs de toda la Universidad.
Hasta aquí la historia es sabida por todxs, algo paso y caímos en las disputas internas, en las que personalmente estuve envuelta de forma protagónica. Estos quiebres nacidos por la aversión a las orgánicas, por los roces personales, y por la falta de discusión política de Sociología, nos aislaron políticamente del escenario que se vivía en la Universidad, en este clima desfavorable, se decide, renacer el Colectivo, con fines de discusión, que permitieran el flujo de ideas, he aquí el comienzo de un nuevo espacio que reunió asombrosamente a los esquivxs mechonxs, y a lxs motivadxs compañerxs de 2°, y a nosotrxs compañerxs en ese instante de Construcción Estudiantil.
Una vez concebido este Colectivo, por primera vez, comprendimos que se pensaba, que decían lxs compas de más abajo, cuáles eran sus visiones sus dudas, y de aquí construir nuestro espacio, este espacio fue claramente funcional a la mayoría, un espacio no definido, de discusión, de formación, que en medio de tomas y marchas fue construyéndose como tal.
Días enteros que no nos definía un curso, sino netamente el hacer, que nos veíamos constantemente, marchábamos, discutíamos, pintábamos lienzos, vendíamos choripanes, asambleas, CGE, todo aquello que marca un proceso de movilizaciones.
Una movilización histórica que ha marcado firmemente la sociedad chilena, de norte a sur, de arriba abajo, la remeció por completo.
Esta movilización que hizo creer de nuevo en una sociedad distinta, en donde lxs estudiantes miramos un poco más allá de las becas, un poco más allá del pase escolar, poco a poco las demandas que empezaron en tres bases (Democracia, Financiamiento e Ingreso), y que luego arrancaron con el paso de los meses y el ahondar en los temas, salieron a la luz las fallas de estructura, en donde la desigualdad la exclusión eran los pilares de este sociedad, lo cual a muchxs hizo cambiar de mirada, una mirada a inicios crítica ante la Educación, que se fue transformando en medio de la lucha, la injusticia y la represión en una crítica a la sociedad, a su valores, a sus formas, a aquello que te decían “siempre ha sido así”. El pensar otra sociedad, construir las bases para ello, y también validar las luchas necesarias para cumplir el objetivo.
Las formas de lucha fueron diversas, dada la diversidad de lentes que observaban el conflicto, todas con el fin de romper la cotidianeidad imperante, desde dragones de globo, marionetas, besatones, hasta el monoloqueo, que mostro la cara invisible de las luchas estudiantiles que habían dado su primer resplandor el 2006 pero que este 2011 mostraban la organización y masividad suficientes, mostraban un germen de movimiento de estudiantes, que tenia visión propia y su lectura de la realidad, ya lejos de la política partidista, pero también lejos de poseer un proyecto educativo.
La capucha se volvió uniforme, no escondía rostros mostraba ideales, sólo nos unía la lucha una lucha conjunta, no importaba edad, sexo o condición social, sino que mostraba esa rebeldía naciente, esa respuesta a la “violencia legítima”, la capucha dejo de ser entendida como mascara sino que paso a ser entendida como método, como mística, como parte de esta lucha.
Pero no todo se trata de marchas y camotes, sino que lo más débil pero lo más importante fue la discusión política, discusión que permitía darle conducción, y proyección a estas movilizaciones, que nacieron sin un norte definido, pero si nacieron sabiendo aquello que no se quería; la parlamentarización, esta misma que en la Revolución Pingüina nos hizo aprender que luchar con los métodos del sistema es chocar en una pared, o como dice una canción “jugar en una cancha donde ellos tienen la pelota, las reglas y los árbitros”, sin embargo, esta discusión nos quedo grande, siendo sujetxs sociales en medio de una lucha creada por nosotrxs mismxs no sabíamos que hacer, no sabíamos cuánto duraría ni en que terminaría, dos semanas fue la fecha mil veces planteada, como individua, como militante tanto de Constru como del Colectivo, nunca me sentí capacitada para analizar lo que sucedía, nunca se dejo discutir, pero también notabas las limitaciones. Pudo haber sido más fácil rehuir de esto, opinar desde los estrados del CGE solamente, quedarme con lo que discutíamos como orgánica, pero algo que hemos aprendido, es que las discusiones desde arriba son meras ilusiones que no tiene un asidero real sino te vinculas con tus compañerxs, es necesario aprender a pensar desde abajo, pero para arriba, esto último nos falto.
Como Colectivo actuamos como un colchón de organización, desde este pequeño grupo de compañerxs, tratábamos de aclararnos, de enseñarnos, es una de mis trincheras de lucha, donde tú sacas los insumos, o te refugias, es necesario, que seamos diestros en ver más allá, de transformarnos, como ya está pasando, de un incipiente espacio de Formación Política a un espacio de Resistencia y construcción, donde seamos capaces, de reconocernos como compañerxs, de construirnos como sujetxs conscientes que tengan como meta el cimentar las bases para una sociedad distinta, es necesario que nos vayamos definiendo, tanto individual como colectivamente, que tengamos una identidad.
Desde mi forma de ver la vida, la moral, el compañerismo, la disciplina, el compromiso es fundamental e intransable, creo en que los sueños se pueden construir, y se construyen luchando, donde la revolución es mi salida, no sólo la revolución en el sentido clásico, sino una revolución que cambie los paradigmas cotidianos, en donde la competencia sea reemplazada por la colaboración, lo injusto por lo justo, la desigualdad desaparezca, creo en una sociedad con una mujer y un hombre nuevo, donde pasemos de ser compañerxs a ser hermanxs, creo en la utopía y creo que esta se cimenta día a día, y en estos días los cimento con ustedes.
Vivi.
Antihuala, Verano 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario