por Rafael Bernal.

viernes, 10 de febrero de 2012

El movimiento estudiantil y la crítica estructural.

La sociedad Chilena durante dos décadas estuvo marcada por sostener una gobernabilidad para la élite social dominante a través de un consenso político entre la derecha política y la concertación (partidos por la democracia), grupo político que durante los primeros veinte años de democracia había estado en el gobierno de Chile. La estructura social del país durante estas dos décadas profundizó las características de desigualdad económica, cuestión que había sido implantada durante los años de la dictadura en el momento en que el modelo neoliberal fue utilizado como nuevo mecanismo del capitalismo en desecho del modelo Keynesiano adoptado desde la época de los gobiernos radicales con la política del Estado Protector. Esta gobernabilidad por parte de la clase política se había dado a la vez mediante mecanismos de participación social, adoptando la democracia representativa como instrumento único de participación y desechando las otras vías existentes en el mundo social, las cuales incluyen a una serie de actores.

La universidad, a pesar de ser un instrumento utilizado por las clases dominantes, también se vio sumamente influenciado por las características que iba adoptando esta nueva sociedad. Esto demuestra cómo la universidad también es un reflejo directo de la composición social de la sociedad, y a la vez de las direcciones que toman los distintos modelos de desarrollo del Estado. Ya que durante el período que existió la política del Estado Protector, la universidad tenía un rol fundamental con la creación de profesionales para que estos ayudaran a modernizar el país y a la vez para que ayudaran a superar las condiciones de desigualdad. Dicho rol fue transformado totalmente donde la generación de la dictadura hasta el presente con el modelo Neoliberal, generando un proyecto de profesionales que se adopten a la sociedad de las ventajas y de las competencias. En ese sentido, estos modelos de la universidad han sido un claro reflejo de la misma sociedad.
Dentro de esta evolución que ha tenido la sociedad en conjunto de la universidad, implica que el movimiento estudiantil haya cambiado con el pasar de los años sus características en conjunto de sus objetivos. Como habla Touraine, para la existencia de cualquier movimiento, este necesita por un lado de un adversario que se oponga al actor que forma el movimiento social que está disputando cierto objetivo al cual denomina “totalidad” por ser lo que está en juego dentro del campo del conflicto del campo social. Este objetivo, durante la época de los gobiernos democráticos se había vuelto ante la carencia de que tenían los actores sociales (educación gratuita y de calidad, en conjunto de ciertas reformas dentro del ámbito de la democracia universitaria con la mejora del sistema de acceso universitario). Esta lucha por el cumplimiento de estos objetivos se desarrollo a través de una serie de luchas que marcaron distintas generaciones y distintos años donde se realizaron distintas movilizaciones, utilizando distintas tácticas y estrategias para alcanzar dicho objetivo.
Dentro de las mismas dinámicas adquiridas por el movimiento estudiantil, también hubo nuevos mecanismos de comprender como desarrollar la socialización del poder dentro del mismo movimiento estudiantil, en función de la crítica social que existía a la reducida y mezquina participación institucional que entregaba el Estado con la clase política. Es por ello que la socialización del poder se desarrollo en conjunto de las características propias que fue adquiriendo está participación social en los distintos procesos movilizadores. En el caso de esta movilización, esta fue adquiriendo nuevas dinámicas, ya que por un lado se adoptaron nuevas formas más horizontales dentro de la toma de decisiones, lo que configura que existe una socialización del poder mucho mayor y también más colectivo, en desmedro de la deposición del poder por parte del movimiento sobre el ciertos personajes que eran dirigentes del movimiento social, que podían asumir formas más asimétricas dentro de la toma de decisiones producto de su caudillismo o producto de los conflictos de interés por parte de los sus militancias con los partidos políticos
Dentro de este movimiento estudiantil, como en cualquier corriente donde confluyan distintas corrientes ideológicas como políticas, existe una disputa notoria de la hegemonía política. Esta disputa se transmite notoriamente a través de como las direcciones estudiantiles de las distintas universidades están en un constante choque entre las distintas adversidades. Dentro de las distintas corrientes que podrían apreciarse están presentes las moderadas (concertación), la cual tiene la hegemonía en la Pontificia Universidad Catolica, la progresista burocrática (partido comunista), la cual sostuvo su hegemonía en la Universidad de Chile, la radical anti-burocrática, la cual sostuvo la hegemonía en la universidad de Concepción, y la autonomista independiente, que eran aquellas que tendían a plegarse a las posturas del radicalismo pero que carecía de fundamentos políticos para hacerle frente a la coyuntura política. Estás disputas, que se desarrollan dentro del campo social, demuestran de como la lucha política es también una lucha por la ideología que se sostiene desde las mentalidades políticas en el movimiento estudiantil. Estas disputas, en si eran el reflejo de como el movimiento estudiantil en su amplia gama, dentro de las particularidades de cada territorio iba adquiriendo distintas posturas de cómo enfrentar el problema político que se estaba viviendo.
Este movimiento, dentro de su composición, a pesar de ser diverso en sus distintas corrientes, en si tuvo que enfocarse dentro de sus luchas por demandas concretas, tuvo en determinados momentos que enfrentarse a la necesidad de superar sus discrepancias producto de que el involucramiento a otros actores sociales a este movimiento, necesito de cierta madures para no cometer errores. Este involucramiento se vivió por un lado, por el involucramiento de los trabajadores de distintas áreas (productivas o no productivas) que muchas veces estaban en un constante accionar con el movimiento estudiantil. Ya que la demanda universitaria estaba trabajando en conjunto de las demandas de los estudiantes secundarios, está se vio en la necesidad de estar en una complejo necesidad articuladora del movimiento. Esto significa que por un lado, tanto las demandas de los estudiantes secundarios como la de los universitarios se articularon en función de la necesidad de tener una educación gratuita, instaurándose como un derecho social y no como un bien de consumo, en conjunto de que está que sea entregada tuviera ciertos estándares de calidad.
El involucramiento de estos nuevos actores sociales dentro de la movilización estudiantil demostró él como un considerable sector de la sociedad ya estaba adhiriendo a este movimiento no solamente a través de la palabra misma o con ciertas declaraciones públicas, si no que a través de acciones concretas de los actos de presión, los cuales eran huelgas sindicales (en la región por ejemplo el sindicato de trabajadores de la universidad de Concepción, los trabajadores portuarios de San Vicente o los trabajadores de los hospitales públicos) o con protestas territoriales (cacerolazos en distintas poblaciones, corte de caminos o enfrentamientos directos con la policía). Esta adhesión demostró de por sí, el cómo ciertos movimientos sociales, son capaces de articularse frente a gobiernos que se están deslegitimando frente a las exigencias que la propia sociedad civil empieza a exigir.
Ante este sentido de la protesta popular vivido en los distintos sectores sociales y la sociedad en su conjunto, el Estado en conjunto de la clase política e económica dominante, se ve en la necesidad de aplicar los distintos mecanismos de control social para disminuir y neutralizar estos focos de presión. En el sentido gramsciano, existieron y existen los aparatos de control coercitivos y los de la “sociedad civil”. El aparato coercitivo, es el claro reflejo de los mecanismos de represión utilizados en las distintas protestas territoriales, a través del control de los cacerolazos y la prohibición de protestas en distintos sectores utilizando la fuerza de la policía para disuadir los núcleos de protesta. Pero por otro lado, los mecanismos más sutiles de control social han sido la construcción ideológica de la satanización de estás protestas por parte de los medios de comunicación, que después de demostrar la popularización de la protesta, se vieron en la necesidad de deslegitimar al movimiento social en su conjunto.
Es por ello, que está crítica social implantada por los sectores populares género que se pusiera en duda los grados de legitimidad del gobierno de derecha actual, en conjunto de la clase política en conjunto que está actualmente administrando la institucionalidad vigente (la Concertación con la Derecha). Esta problemática que existe en torno a la legitimidad de la clase política y del gobierno, nos conlleva directamente a entender y a pensar lo siguiente: ¿ cuales son los grados de legitimidad para la sociedad en su conjunto el gobierno actual y la clase política?, ¿Desde los juicios de la sociedad y no de uno, es legitimo o ilegitimo el gobierno? Ante estas preguntas se pueden dar las siguientes respuestas. En el caso de la primera pregunta, el gobierno actual al parecer tiende a ser baja la legitimidad para un sector considerable de la sociedad civil, donde esto se demuestra ante los hechos de protesta masivos que no se vivían desde la dictadura, pero a la vez ante ciertas encuestas (que no tienden a ser muy fiables en muchos casos producto de su rigurosidad), lo cual demuestra un principio de des legitimidad pero principalmente de no credibilidad, porque en un momento determinado, las encuestas son demostraciones de opiniones y aprobaciones, pero estás tienden a cambiar frente al desenvolvimiento de las políticas Estatales y de gobierno en el tiempo. En el caso de la segunda pregunta, al parecer la legitimidad que uno puede darle a un gobierno, cuando tiene ciertas claridades políticas e ideológicas tiende a distorsionar el pensar de la sociedad civil en su conjunto porque no están en los mismos niveles de politización de los grupos más segmentados de la sociedad. Pero está legitimidad no se pone en duda ante el sistema de democracia como tal, pero si ante las malas prácticas instauradas por parte de los antiguos gobiernos de la concertación en conjunto del gobierno de la derecha actual.
Este escenario político y social al cual nos enfrentamos, nos pone en un punto donde los distintos factores provocan que el escenario en ámbitos políticos este en una incertidumbre. En el caso de como comprendemos y analizamos la sociedad con el “aparente” proceso de cambios sociales, nos obliga a tratar de entender estos procesos sociales. La articulación del movimiento social dentro de nuevas dinámicas, al parecer no es que sean nuevas, tienden a ser olvidadas debido a que los actores sociales muchas veces que son protagonistas no escriben sus propios procesos de articulación, los cuales tienden a replicarse en distintos espacios y en tiempos distintos. En ese sentido, la sociología, en conjunto de todas las profesiones intelectuales de las distintas ciencias está ante la disyuntiva de ser analizadores de los procesos sociales desde meros observadores donde más que realizan análisis concretos sobre la situación política y cotidiana, tienden a realizar un análisis meramente intelectual separado de la praxis social que muchas veces da más respuestas que la mera teoría. Es por ello, que las frases de Gramsci, cobran vigencia cuando plantea:

“Al faltar este nexo, las relaciones intelectuales con el pueblo-nación son relaciones de orden puramente burocrático, formal o se reducen a ellas, los intelectuales se convierten en una casta o en un sacerdocio (llamado centralismo orgánico).”

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